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De nuevo el bosque

Desde el año 2006 el bosque La Primavera se incorporó a la Red Mundial de Reservas de la Biosfera del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO. Las reservas son lugares que a través de la gestión de actores locales debieran ser protegidas para preservar su diversidad; el argumento que reconoció la importancia de La Primavera señala que el sitio es una reserva genética y un corredor biológico entre los sistemas naturales de la región, que permite mantener la diversidad biológica y el patrimonio genético, propiciando así la continuidad de los procesos evolutivos. 

De acuerdo con la lógica de UNESCO las reservas de la biosfera constan de tres zonas interrelacionadas que cumplen funciones conexas, complementarias y que se refuerzan mutuamente: la zona núcleo, compuesta por un ecosistema protegido estrictamente; la zona tampón, que rodea el núcleo o colinda con él donde se realizan actividades compatibles con prácticas ecológicas acertadas que pueden contribuir a la investigación, el seguimiento, la capacitación y la educación científica; y la zona de transiciones, que es la franja de la reserva donde se autoriza un mayor número de actividades para promover un desarrollo económico y humano sostenible, en la que pueden desarrollarse actividades de aprovechamiento sostenible de los recursos como la agricultura.

Sin embargo, la realidad de la Primavera se aleja mucho de los señalamientos de UNESCO; la gestión de los espacios denominados reserva de la biosfera se deja a cargo de los actores locales, pero en Jalisco aunque hemos transitado en las últimas décadas por diferentes actores políticos en el gobierno del estado, la importancia de proteger el bosque no ha quedado suficientemente clara o se han impuesto intereses comerciales de desarrollos inmobiliarios que buscan a toda costa expandir las áreas de construcción de la zona metropolitana, sobre todo para clientes de altos recursos económicos.

En 2014 investigadores de ITESO (Pedro Alcocer y Sandra Valdés) explicaron que en 140 mil años de vida, el bosque La Primavera nunca había estado tan amenazado como ahora; los factores son los desarrollos habitacionales, tala clandestina, incendios y obras como el Macrolibramiento -desarrollado por una empresa de Carlos Slim-, que han traído consecuencias que no se dimensionan, afectando la sobrevivencia de la fauna, causando deforestación y cambio de uso de suelo; los científicos incluso formularon como el peor escenario posible la urbanización del bosque.

Por su parte, en 2017, investigadores de la UdeG (José Luis Ibarra y Francisco Huerta) señalaron que en los últimos 20 años los incendios del bosque afectaron más de 40 por ciento del área natural protegida, identificaron los puntos de mayor riesgo y advirtieron que el suelo podría tardar hasta 600 años en recuperarse de los daños. Entre 2008 y 2016 son 13 mil 197 hectáreas quemadas; las causas que identificaron son intereses inmobiliarios y quemas agrícolas sin control.

Este nuevo incendio nos alerta otra vez de la fragilidad del bosque, de la falta de vigilancia, de una ausencia histórica de compromiso por parte de las autoridades locales y el gobierno federal para atender las preocupaciones de los expertos y ambientalistas que advierten sobre el grave daño ambiental que se está provocando con su deterioro.

Las escenas de heroísmo de quienes combaten los incendios siempre nos conmueven ante el riesgo que implica su trabajo, pero también nos invita a reflexionar si los bomberos y el personal de protección civil tienen las prestaciones laborales y el equipo necesario, si cuentan con seguros de vida adecuados y amplia protección de la seguridad social para ellos y sus familias.

Hace un par de semanas fui con mi familia al área donde está el río de agua caliente ahí, en La Primavera. Mi hija más pequeña nos dijo: mamá esto no es un bosque, está seco y lleno de polvo, se ve todo quemado, aquí no hay nada verde…

Por nuestros niños, por las generaciones futuras, por nuestra sobrevivencia misma, exijamos un compromiso real para cuidar La Primavera; no más desarrollos inmobiliarios, no más cambio de suelo, no más gobiernos insensibles.

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JJ/I