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Urge un nuevo modelo educativo

Considerando la crítica realidad cotidiana que vivimos y los acelerados avances científicos y tecnológicos es indudable la urgente necesidad de transformar la concepción de los subsistemas públicos y privados de educación inicial, primaria y secundaria para transitar de un modelo eminentemente academicista y de preparación al trabajo a un modelo de educación integral que incluya los aspectos académicos, de preparación al trabajo, de desarrollo personal y de desarrollo de ciudadanía. Por supuesto, este modelo debe además ser incluyente y ser consecuente con una impostergable política pública de capacitación y actualización de los padres de familia.

En este nuevo modelo se debe reivindicar y fortalecer el papel que juegan las y los maestros y, además, se deben incorporar cuando menos dos psicólogos por cada turno de cada escuela que trabajarían en:

  1. Evaluar tempranamente las aptitudes necesarias para una adquisición y consolidación de los aprendizajes;
  2. Aplicar los conocimientos de la neuropsicología para contribuir a mejorar el rendimiento académico;
  3. Crear condiciones para lograr una convivencia escolar positiva y dar respuesta a la significativa elevación de los niveles de acoso escolar;
  4. Atender el incremento de los casos de violencia familiar;
  5. Asesorar a los padres de familia sobre pautas educativas desde los primeros años de la educación de las y los niños y adolescentes para que estos aprendan a regular sus emociones y conductas;
  6. Prevenir las adicciones a diferentes sustancias y a las nuevas tecnologías;
  7. Atender las dificultades del profesorado para impartir clases;
  8. Atender las necesidades de los equipos directivos en el asesoramiento y formación para el liderazgo de las personas, de los equipos, para manejar una comunicación directa, operativa, positiva, recompensante y para resolver conflictos;
  9. Facilitar la dinamización de procesos educativos innovadores;
  10. Atender las necesidades de las familias para obtener información, apoyo y asesoramiento sobre el proceso de desarrollo personal y escolar de sus hijas e hijos;
  11. Prevenir y atender individual, grupal o familiarmente problemas emocionales, conductuales, sociales o cognitivos de las niñas, niños y adolescentes que condicionan el desarrollo del aprendizaje y de la personalidad y, en su caso, derivar los casos a profesionales de salud mental;
  12. Atender el desgaste laboral y promover la salud mental de y en las y los maestros.

La inversión en servicios educativos de calidad e integrales nos asegurará un mejor presente y futuro para todos.

da/