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Urge una reforma educativa integral

La educación, la salud y el trabajo representan los pilares íntimamente relacionados para el desarrollo de un país y el bienestar de las y los ciudadanos. Lamentablemente las anteriores y las actuales administraciones federales y estatales no han trabajado para lograr reformas integrales con fundamentos científicos interdisciplinarios, con orientaciones innovadoras y con eficiencia y eficacia, su preocupación cotidiana sólo han sido los aspectos administrativos y políticos. 

Particularmente, entendemos que la educación es un proceso continuo que inicia al nacer una persona y concluye cuando muere; que es formal y también informal; que se concreta en distintas modalidades: familiar, escolar, religiosa, presencial, virtual, hibrida, con lecturas, en la convivencia interpersonal, etcétera, y que cumple de una u otra forma diversas funciones sociales: académicas, económicas, de socialización, psicológicas, culturales, sanitarias, político-ideológicas y de cambio social. 

Sin embargo, es obvio que el desarrollo de la ciencia y la tecnología, las condiciones sociales y hasta diversas circunstancias como hoy lo es la pandemia de Covid-19 determinan la necesidad de ir actualizando y reestructurando las políticas públicas, planes y programas educativos en sus distintos niveles. 

Lo cierto es que existen graves y crónicos problemas nacionales como la violencia y la delincuencia; la baja productividad laboral, científica y tecnológica; la corrupción; el muy cuestionable estado de salud física y psicológica de las y los ciudadanos; los altos niveles de pobreza; la brecha de género; la discriminación negativa; el deterioro ambiental, entre otros, que desde la educación familiar y escolar también deberían prevenirse, atenderse y erradicarse. El problema es que con los cosméticos, políticos e irrelevantes cambios que han generado las administraciones el dinosáurico sistema educativo mexicano sigue funcionando sin cumplir óptimamente las funciones sociales que debería cumplir. 

Salvo honrosas excepciones, sobre todo a nivel de educación superior, el sistema educativo es y sigue siendo muy eficiente en hacer lo mismo. Ya lo decía Albert Einstein “Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. 

Ante este escenario, urge que las autoridades federales y estatales en lugar de dedicar irresponsablemente su tiempo a los trabajos políticos y electorales convoquen y se involucren en una amplia evaluación, reflexión y trabajo serio para lograr una reforma integral de la educación. En esa reforma debe necesariamente involucrarse con capacitación y actualización a los padres de familia para que haya un acompañamiento congruente con la educación escolar. 

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jl/I