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Jueces nuevos renunciando
Porque nos la quitaron
Que nos horroricemos por lo ocurrido en Teuchitlán, primero por las víctimas directas de todo tipo de torturas hasta de asesinato; por la crueldad e impunidad con que actúan las células delictivas en Jalisco y el resto del país; y por las omisiones y complicidades de diferentes autoridades durante el aseguramiento y resguardo del rancho Izaguirre en septiembre de 2024.
Que nos solidaricemos permanentemente con las familias que enfrentan la desgracia de tener a una o más personas desaparecidas, y que buscan algún indicio de que los recluyeron en el rancho de Teuchitlán; que exijamos se investigue a fondo la red que opera en la región Valles para conocer la verdad sobre lo que ocurrió en ese centro de entrenamiento y exterminio, y su coordinación con sitios parecidos.
Que se indague por qué no actuó el aparato de seguridad del sexenio anterior, incluido el ex gobernador Enrique Alfaro, quien siempre minimizó la dimensión de la crisis humanitaria de la entidad, desoyó la información sobre los reclutamientos forzados y manipuló datos sobre la inseguridad.
Que Movimiento Ciudadano aclare si continúa avalando el papel que ha jugado el alcalde de Teuchitlán, luego de que lo cobijaron el líder del partido naranja, Enrique Alfaro, y la burocracia partidista.
Que no se oculte información, al grado de no reconocer con lenguaje disimulador que se usaron crematorios en Teuchitlán; que se proteja a los y las integrantes de los colectivos que destaparon lo sucedido en el rancho, como Guerreros Buscadores de Jalisco; que se valore su trabajo y participen en las indagaciones.
Que se investigue cómo el Rancho Izaguirre fue violentamente arrebatado a su dueño, en 2012, por el crimen organizado, que lo mantuvo desde entonces, y en este 2025, de ser un predio ejidal es propiedad privada, sin cumplir requisitos legales y con la anuencia de autoridades municipales, estatales y federales, como reveló la revista digital Emeequis.
Que los colectivos analicen y, en su caso, apoyen las seis reformas que presentó la presidenta Claudia Sheinbaum, quien, por fin, presionada por el caso Teuchitlán hizo propuestas sobre las desapariciones, pero sin consultar a las expertas, las madres buscadoras.
Todo lo anterior es necesario.
Sin embargo, en Jalisco han ocurrido situaciones iguales o similares a las de Teuchitlán. Son numerosos los casos de hornos crematorios, cadáveres destazados, campos de entrenamiento, reclutamientos forzados, casas de tortura y seguridad, fosas clandestinas, asesinatos de policías y militares, manipulación de cifras oficiales, desdenes a madres y colectivos buscadores, aumento e impunidad de miles de desapariciones, niños y niñas inocentes victimadas en tiroteos, masacres continuas, policías implicados en desapariciones, etcétera.
En la entidad han ocurrido muchos otros Teuchitlanes. La mayoría de los jaliscienses se horrorizan de lo que sucede, lo critican en sus reuniones o en redes sociales, para luego volver a su normalidad cotidiana y olvidarse de la noticia; hasta que ocurre otro acto bestial, inhumano, doloroso, y repiten el ciclo.
Hay excepciones, sí. Pero padecemos en Jalisco y el resto del país un círculo patológico: primero, a escandalizarse por los hechos violentos; luego, retornar a la indiferencia social. Que eso no suceda con Teuchitlán.
GR