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Quinto Patio

¿El gobernador Enrique Alfaro no querrá ver ni en pintura al alcalde de Zapopan, Pablo Lemus, porque no le siguió el juego en la venta de la Villa Panamericana por parte del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal)? Lo preguntamos porque Lemus ya dijo que no aprobará permisos sin decreto de protección de El Bajío y, aunque no atore la venta, le metió mucho ruido al tema y robó la atención como crítico de cómo se amarró el negocio. El edil ya se metió en camisa de once varas con la ampliación de Plaza Patria y salió raspado, aunque no le restó votos en su reelección. Ahora saca la bandera ambiental y de la transparencia.

Por lo que se ve, la controversia quedará entre Lemus y Pensiones, peeeeeero no se mueve una hoja sin el ceño enojado de Alfaro, de quien parece asomarse su sombra detrás de los tuitazos del Ipejal. Antes, el gallinero naranja se alborotó con la alcaldesa María Elena Nena Limón; ahora con Lemus. Pero, ¿cómo cumplir cada capricho de un mandatario que sólo quiere escuchar el melodioso “lo que usted diga”? Total, que ya apareció otro actor infaltable en pleitos, truculencias jurídicas y negocios inmobiliarios: el Tribunal de Justicia Administrativa, que ordena al Ayuntamiento de Zapopan revisar si la Villa cumple los requisitos para obtener los permisos municipales, y de ser así, que se los expida. O sea…

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(Que la nueva tonadilla ya es “Movimiento Naranja… Movimiento Inmobiliario…”).

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Parece que los acuerdos por el Poder Judicial van dando pasos; ayer, después de dos meses y medio, se da la declaratoria de la reforma constitucional. Sólo falta que el Ejecutivo la publique para que el Poder Judicial interponga la controversia constitucional, porque están en contra de la desaparición del haber de retiro y la aplicación de exámenes de control de confianza por otros entes.

PAN y Morena, principales opositores, ayer suavizaron posturas y no fueron tan críticos como otras veces. Morena aceptó que si llegaban buenos perfiles y los relacionaban con ellos, o si les daban espacios, no habría problema, y el PAN ya no fue tan crítico. Ahora hay que ver las reales intenciones si ya hay acuerdo; si es así, que se transparenten, que no queden en lo oscurito.

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Los nombres de los miles de desaparecidos en Jalisco resonaron ayer. Sus nombres se colocaron en el piso de la Plaza Liberación, en la Glorieta de Los Desaparecidos (de los Niños Héroes), en la misa que se ofició en el templo El Expiatorio, en la marcha por la avenida Chapultepec. Sus nombres se recuerdan. Son su identidad. Desaparecieron a cada uno, a cada una, pero no su nombre, lo que los identifica, como se les nombró en las listas de las escuelas en que estudiaban, en sus casas, en donde trabajaron. Escribir o gritar sus nombres es ahora un reclamo, es su voz a través de otras voces para que se les encuentre, se les haga justicia y termine la impunidad que rodea cada desaparición.

Aparecieron también sus rostros, sus sonrisas, sus recuerdos, en mantas y carteles, con la fecha en que desaparecieron o, más preciso, en la fecha que los desaparecieron, las desaparecieron. Ahí estuvieron sus madres, esposas o hijas, fuertes, incansables, de Fundej y de Amor por ellxs, con organizaciones y personas solidarias. Ayer fue el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Desde finales de 2006 a la fecha se tienen contabilizadas 3 mil 24 fosas clandestinas y hallados 4 mil 974 cuerpos. Los estados con mayor número son Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, Zacatecas y Jalisco. Las mantas, los carteles exhibidos ayer en Guadalajara, dicen mucho: “Les buscamos porque les amamos”; “No habrá fosas suficientes para callarnos a todos”.

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JJ/I