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Erro y el observatorio  

"En este período Erro parece ya haber decidido dar un cambio a su vida, tomando como primera actividad la Astronomía y utilizando la política como instrumento para lograr sus objetivos científicos". 

Alejandro Coca Santillana, La vida y obra de Luis Enrique Erro Soler, IPN, México (2008), p. 52 

 

En la parte más alta del cerro ocupado por las instalaciones del ahora Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) se ubica un poste funerario, la placa -además de las coordenadas del observatorio- identifica donde reposan las cenizas de quien fuera el primer director del Observatorio Astrofísico Nacional (1942), Luis Enrique Erro Soler (1897-1955), el físico Alejandro Coca en su biografía menciona acerca de Erro que “la enorme capacidad intelectual… se muestra en todo su esplendor” (Op. Cit. p.17) desde la época de sus estudios de preparatoria; contemporáneos le recuerdan como orador vehemente, además de que fungió como editor de la revista Gladios, en la que participaron personajes como Carlos Pellicer y Carlos Chávez. 

Además de una contemplación en su infancia del cielo nocturno como una recompensa otorgada por su madre, quien era reacia a que sus hijos se expusieran al sereno, como preparatoriano tuvo contacto con las actividades de la Sociedad Astronómica de México auspiciadas por el profesor Luis G. León. 

Si bien inició sus estudios de Jurisprudencia y hay indicios de su asistencia a los cursos de la Escuela de Altos Estudios donde conoció de la Filosofía, y también algunas materias de ingeniería civil, la revuelta Delahuertista interrumpió sus estudios, tuvo que salir al exilio pues además como hijo de españoles, a pesar de nacer en México, no era bien visto por algunos nacionalistas recalcitrantes. Retornado a México se aparta un tanto de la política, hasta que se involucra en la organización de la educación técnica y como diputado participa en las reformas al artículo tercero constitucional respecto a la educación socialista. 

En 1939 es nombrado primer secretario en la embajada de Washington, estancia que aprovecha para trasladarse a Harvard y continuar su actividad astronómica que ya desarrollaba cono aficionado y observador de estrellas variables, causa buena impresión al director, el Dr. Shapley. (Continuará) 

 

jl/I