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Tiempos de pandemia

Las escenas dantescas difundidas por redes sociales de los sucesos en Guayaquil son apocalípticas: un verdadero drama humano que habla del colapso del sistema de salud de esa ciudad. Por desgracia, estos acontecimientos son parte intrínseca de la tragedia que la humanidad ha experimentado a lo largo de su existencia en el planeta azul.

Hace 10 mil años, al establecerse nuestros antepasados en comunidades para domesticar animales e iniciar los primeros cultivos, a la par nacen las primeras enfermedades que diezmarían esos asentamientos humanos: tuberculosis, malaria, lepra, viruela… e influenza, entre otras. Y conforme entraban en contacto con otras comunidades similares para intercambiar mercancías; mientras más lejos llegaban, también diseminaban sus enfermedades.

Desde entonces, millones de vidas han sido arrebatadas por estos microscópicos enemigos en una perenne lucha davidgoliatesca: de 1347 a 1541 la Muerte Negra (peste bubónica), una plaga originada en las ratas que se transmitía por las pulgas, fue la causante de la muerte de 200 millones de personas. Su brote diezmó la población europea entre 30 y 50 por ciento, y tomó más de 200 años para recuperar esa cantidad de personas. Ninguna pandemia ha cobrado más víctimas que la peste negra.

Con la invasión europea en América en los inicios de 1500, también llegó una enfermedad letal que arrasó con casi 90 por ciento de los nativos americanos. Desde entonces, la viruela ha exterminado a más de 56 millones de personas. Durante el siglo 18, esta infección causó el deceso anualmente de más de 400 mil habitantes de Europa. Por fortuna, para esta aflicción por primera vez se descubrió una vacuna para combatirla.

La tercera pandemia mortal en tiempos modernos fue la influenza española (una variante del virus H1N1) acaecida entre 1918 y 1919, causante del deceso de 40 a 50 millones de personas (aunque algunos cálculos establecen la cifra en 100 millones) que, a diferencia del coronavirus, era letal para niños y jóvenes. Durante esta contingencia, hubo un sensible déficit de ataúdes y de personal que preparara y sepultara los cadáveres, como ya está ocurriendo en la actualidad en algunos países azotados por Covid-19.

La presente pandemia traerá muchos problemas de diferente índole, de entre ellos, uno será el psicológico. Steven Taylor (no el futbolista inglés homónimo, ni el Tyler músico) publicó el libro La psicología de las pandemias, con el subtítulo “preparación para el próximo brote global de enfermedades infecciosas”. Vale la pena citarlo en extenso:

“Es probable que las cosas sean complicadas, impredecibles y turbulentas. Habrá un comportamiento prosocial generalizado, pero también incidentes de protesta social e incluso disturbios. Otras consecuencias incluirán un aumento de la xenofobia y la discriminación… Los grupos minoritarios étnicos y los trabajadores sanitarios probablemente serán objeto de discriminación. Veremos una proliferación de teorías de conspiración. Se culpará a alguien o a alguna organización o agencia, correcta o incorrectamente. Los medios de comunicación exacerbarán la pandemia, a pesar de las advertencias para difundir informes más equilibrados. Los rumores infundados y las noticias falsas se difundirán rápidamente a través de Internet. Las autoridades de salud lucharán por contener los rumores y desacreditar las teorías de conspiración. Muchas personas cumplirán debidamente los consejos de las autoridades sanitarias… Pero muchas no lo harán… Y ellas transmitirán la infección a otras personas”.

Cabe aclarar que el libro fue publicado el año pasado.

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