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Día Internacional de la Mujer

Estamos a unos días de conmemorar la lucha de las mujeres del mundo por la igualdad, la inclusión y la defensa de sus derechos fundamentales; en ocasión del 8 de marzo de 2020, en Guadalajara se vivió una manifestación impresionante en la que decenas de miles de mujeres, principalmente jóvenes salieron a exigir que se ponga un alto a todas las formas de violencia que se viven de manera cotidiana, pero también a mostrar que juntas es posible luchar contra las estructuras económicas y de dominación del poder patriarcal que a pesar de avances sociales y en derechos humanos siguen permeando en nuestra sociedad. 

El 8 de marzo es una fecha que reivindicó los reclamos de las mujeres trabajadoras por lograr mejores condiciones de vida y en defensa de sus derechos, en su origen tiene un fuerte componente de clase impulsado por el movimiento de las obreras de principios de siglo 20 cuyo reclamo se centraba en reducir las extenuantes jornadas de trabajo, tener un mejor ingreso y no ser despedidas por causa de la maternidad. 

En el día de hoy, el principal reclamo de las mujeres del mundo es poner fin a la violencia o violencias, tanto la que se expresa en forma directa como los abusos sexuales, físicos y su expresión más grave que es el feminicidio; como la violencia psicológica, económica, obstétrica, el acoso sexual en la escuela, el trabajo, en los espacios públicos y la violencia simbólica que está presente en una sociedad que justifica las agresiones contra las mujeres. 

Los desafíos son muy grandes y aunque existen una serie de disposiciones internacionales y nacionales orientadas a la protección de las mujeres contra las diversas formas de violencia como la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belen Do Pará), la Plataforma de Acción de Beijing y, en el caso de México, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pareciera que no hay avances suficientes para que haya una inclusión plena de las mujeres en todos los ámbitos sociales. 

Así como el 8M tiene un componente de clase en su origen denunciando a un capitalismo sustentado en la explotación laboral, hoy en día las desigualdades estructurales se acentúan de manera particular en las mujeres, el trabajo doméstico y de cuidados muchas veces no se reconoce en su aporte a la economía mundial y mucho menos se ha institucionalizado la necesidad de otorgar remuneración, los derechos a la maternidad y la crianza son sumamente limitados, los salarios de las mujeres siguen siendo menores a los de los hombres por trabajo igual, la seguridad social deja fuera a mujeres al ser parte del mercado informal y en todos los espacios públicos y privados está presente el llamado “techo de cristal” que impide a las mujeres acceder a puestos de dirección. 

La pandemia ha mostrado claramente que los trabajos de la crianza y el cuidado familiar siguen recayendo principalmente en las mujeres; son ellas quienes la mayoría de las veces están atendiendo las labores escolares de los menores sin que se haya considerado hasta hoy una descarga de la jornada de trabajo, por ejemplo. 

El 8M es el día de las mujeres trabajadoras, de aquellas que luchan contra las violencias, de las jóvenes que reivindican el derecho a decidir sobre sus cuerpos, de las defensoras ambientales, de derechos humanos, de las maestras que se esfuerzan por incluir la perspectiva de género en la enseñanza, de las madres que buscan a sus hijos desaparecidos, de las madres que exigen justicia por sus hijas víctimas de feminicidio. 

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