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Procesos adelantados y procedimientos atrasados

A partir de las convenciones nacionales que ha puesto en marcha Morena para la selección de su coordinador(a) de Defensa de la 4T que, de acuerdo con los dirigentes de ese partido, no se trata de la elección de un precandidato presidencial, el partido ha desarrollado una estrategia de convencimiento de sus miembros para poder establecer el seguimiento y sostenimiento de los principios de ese partido en la estructura de gobierno. Se trata, pues, de un procedimiento que, de acuerdo con las reglas que establece el partido a cuatro invitados internos, y dos que por asociación de los partidos se integran a la defensa de la 4T, PVEM y PT, han comenzado el proceso de selección del o la coordinadora.

La trama que puso en movimiento a Morena se anticipa abrumadoramente de los tiempos establecidos por el INE para que los partidos generen la selección de sus candidatos, particularmente presidenciables, y frente a este escenario, la discusión trata en este momento sobre las restricciones que debería generar el organismo electoral frente al proceso de auscultación, claramente presidencial, que se está llevando a cabo en el partido oficial, pero con algunos formalismos, como lo es el hecho de no designar candidato(a), sino una extraña figura como lo es nombrar un coordinador(a) de Defensa de la 4T.

El gran tema en este momento trata, fundamentalmente, de determinar las capacidades de organización, de integración dentro de los proyectos del partido, pero, fundamentalmente, de la simpatía del Gran Elector, en quien recae la fuerza y la mayor parte del peso de la decisión que se va a tomar.

Asistimos de esta manera a un inédito proceso que busca no violentar la reglamentación oficial y, en el límite mismo de la legalidad, se juega un desarrollo proselitista que no se había vivido de esa forma en elecciones anteriores.

La gran pregunta frente a este escenario no es cuál candidato reúne los elementos necesarios para obtener la candidatura o coordinación, sino qué es lo que está desarrollándose en los partidos de oposición, es decir, en la alianza Va por México y en el partido Movimiento Ciudadano.

La anticipación de los procesos puede fortalecer la línea argumentativa de Morena y dejar claros los lineamientos sobre los que va a construir su proyecto de gobierno. No solamente eso, sino que habrá una exposición de precandidatos y precandidata en un importante despliegue nacional que dejará ante la ciudadanía la idea de un proceso electoral en el que después participará el próximo año.

Los liderazgos de los partidos que componen Va por México han dejado ver claramente las fisuras y diferencias importantes al interior de esos partidos. En el PRI, se manifestó un grupo disidente de la dirección del partido con lo que no hay una fortaleza al interior del mismo, sino divisiones claramente expuestas. En el caso del PAN, las diferencias manifiestas por varios de sus representantes en oposición entre ellos mismos, no deja ver una estructura sólida y competitiva. Al margen de los candidatos, no hay un programa que se logre destacar de esos partidos que, claramente, se ve que de manera independiente no logran competitividad adecuada.

MC constituye una gran duda en lo que se refiere a su participación en este proceso, y si mantendrá su postura de no asociarse a nadie y competir de manera independiente.

¿Habrá tiempo para construir una plataforma convincente con lineamientos claros para la ciudadanía y que encuentre ésta una oferta convincente de gobierno frente a la línea oficial que goza de simpatía y seguimiento de la ciudadanía?

Lo anterior lleva a otra reflexión, las oposiciones seguirán teniendo el mismo peso y recepción de la ciudadanía o habría que reinventar a las oposiciones para que se genere una verdadera oferta de interés ciudadano por ellas.

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jl/I