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Erosión democrática

La semana pasada se llevaron a cabo en Guadalajara dos eventos académicos relacionados entre sí: la Cátedra Sartori y el decimoprimer Congreso de la Asociación Mexicana de Ciencia Política (Amecip), y ambos tuvieron en común el tema de la erosión democrática.

Los congresos de la Amecip, en los que se reúnen investigadores y estudiantes de las disciplinas que estudian la política y los asuntos públicos, abordan temáticas relacionadas con las circunstancias que se viven en México y el resto del mundo para comprenderlas y hacer un balance de sus consecuencias.

Este año, el congreso se centró en el tema de la erosión democrática, un fenómeno que se viene desarrollando en todo el mundo desde por lo menos 2008, que implica una disminución paulatina en uno o más de los fundamentos de la democracia: vigencia de derechos civiles; vigencia de derechos políticos; elecciones libres, limpias y efectivas; división y balance de poderes; y control de los políticos desde la ciudadanía.

La erosión democrática hace referencia al hecho de que el desmantelamiento de la democracia se va dando poco a poco, como la erosión de las rocas en el mar o en el desierto, y no de manera abrupta, como podría ser en el caso de un golpe de Estado, en el que de manera violenta se cambia de régimen político, y se pasa a una forma de gobierno abiertamente autoritaria.

Ese concepto nos permite entender cómo es que personajes políticos de tendencias conservadoras que alcanzaron el poder, usualmente la Presidencia de un país, por medios democráticos, utilizan los recursos a su cargo para cambiar poco a poco las reglas del juego, e ir dando marcha atrás en los avances que han ido alcanzando ciertos sectores de la sociedad.

Por ejemplo, en Polonia y Hungría se han ido reformando las leyes y sus constituciones para disminuir los derechos de las mujeres y de las personas que integran la diversidad sexual, debilitar las libertades de prensa y de expresión, así como controlar y someter al Poder Judicial al Poder Ejecutivo. El efecto general es que el poder se va concentrando en una sola persona.

Usted podría preguntarse por qué la Amecip se centró en ese tema, y la respuesta es que tenemos muchas señales que nos indican que México no se ha escapado de esa tendencia mundial, y que estamos en un proceso de erosión democrática.

Por ejemplo, desde la Presidencia de la República se han violentado de manera impune derechos civiles, como el de la libertad de expresión, que ampara a la ciudadanía, no a las autoridades, y también se ha atacado la honra de periodistas y opositores, sin mostrar pruebas de sus acusaciones.

En cuanto a elecciones, es muy claro que tanto el presidente, como su partido, y después, los partidos opositores, con excepción de MC, han violado las leyes electorales, realizando actos anticipados de campaña, y en varios casos utilizando recursos públicos, o de dudosa procedencia, para financiar la propaganda preelectoral.

Y en lo que se refiere a la división y balance de poderes, es claro que, en el Poder Legislativo federal, los partidos aliados al presidente acatan sus instrucciones sin cuestionarlas, a pesar de que en varias ocasiones ha quedado demostrado que son ilegales, y justamente por eso, ahora hay una campaña de desprestigio en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para debilitarla, y justificar una reforma que la ponga bajo control directo del presidente. Eso sin mencionar lo peligroso que resulta que el Ejército tenga tanto poder económico, político y administrativo.

La buena noticia es que la erosión se puede detener y revertir. ¿Usted qué quiere?

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GR