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Exigir información

En este momento no sabemos cómo será el ciclo de la epidemia, el número total de los infectados y muertes, ni cuánto durará la crisis, pero se puede prever que la crisis será larga. Mientras no se tenga una vacuna y un antiviral efectivo, nadie está seguro.  

En este contexto, la emergencia sanitaria por el Covid-19 no debe convertirse en una excusa de las autoridades para suspender o incumplir el derecho de acceso a la información en todos los temas de salud. 

Es vital toda la información sobre la evolución de la pandemia, las medidas para combatirla y los gastos que se han realizado, así como los contratos de adquisición de equipo médico. Para esto debe haber información proactiva, clara y veraz, de forma desagregada y con formatos abiertos para todo el público, con acceso a investigadores y periodistas. 

En nuestro estado de Jalisco carecemos de información sobre la capacidad hospitalaria real para atender a la población infectada. Además, ninguna institución del sector público recaba datos sobre el perfil socio-demográfico de los contagiados. 

La gente se pregunta, ¿seré asintomático, leve o grave? La encuesta de El Financiero Bloomberg reveló que uno de cada tres mexicanos tiene un familiar que perdió su empleo durante la pandemia y 51 por ciento dice conocer a alguna persona que ha fallecido por coronavirus; mientras que 71 por ciento afirmó conocer a alguien infectado. 

En datos duros, en nuestro país tenemos 268 mil 008 contagiados; 32 mil 14 muertes y 163 mil 646 recuperados. 

Necesitamos transparencia y preocupa el hábito de mentir propio de los políticos de profesión, cuyas consecuencias pueden ser graves en la salud pública, como el dar información oficial sin sustento científico, o usar de pretexto la pandemia para restringir derechos. 

Por otro lado, querer convencer de que la situación es delicada y exigir obediencia no es coherente con el actuar cotidiano que los ciudadanos observamos en los funcionarios públicos. 

Enfrentar a la pandemia como asunto público exige que la gente esté informada y el derecho a la información se ejerza. 

Pero debido a la falta del hábito de informarse, aún pocos la ejercemos. Nos contentamos con memes simplistas, aunque pueda haber algunos buenos. Nos cuesta entender o atender una infografía. Prácticamente no abrimos links de artículos de divulgación científica, de sociología pública y menos de artículos científicos en PDF. 

Mucho nos falta para pensarnos y actuar como ciudadanos, como personas que tenemos derecho a tener derecho. Problemas graves como el que padecemos debiera ser aprovechado para reflexionarlo. 

En esta crisis de salud nos enfrentamos a una brutal selección darwinista, están muriendo los más ancianos, los hipertensos, los diabéticos, los portadores de VIH, los que tienen padecimientos renales, y sobrevivirán los más fuertes, los más jóvenes, los más sanos. Sufrirán, como siempre, los que no tengan nada más que la vida. La estratificación de las clases sociales se hará todavía más profunda. 

Hoy somos más conscientes de nuestra vulnerabilidad como sociedad global. Los contagios son más peligrosos porque el sistema de la salud no está diseñado para cuidar a todos, y el egoísmo del sistema económico acarrea muchas más tragedias por la caída de la producción, de las inversiones y de las expectativas de negocio. 

Lo que podemos hacer en este momento los ciudadanos es todo lo que esté a nuestro alcance para no contagiarnos y no contagiar a otros, y poder detener el avance del virus. Está también en todos nosotros en hacer nuestra parte. 

En aprender a ser solidarios y sensatos para impedir que otras tragedias nos atropellen, y no creer que la pura voluntad política de quien detenta el poder sin ciudadanos es la solución. 

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jl/I