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Obligados a discutir paridad

Con tantas propuestas de reforma electoral en cuanto a paridad de género, tanto el Ejecutivo como las bancadas parlamentarias, lo menos que se puede esperar dentro del Congreso local es que haya una obligada y amplia discusión en el tema.

La posible reforma ya se había abortado hace un mes, específicamente el 19 de mayo, y ahora que se retoma el tema con la opinión técnica del Observatorio de Participación Política de las Mujeres, a petición de la comisión de Puntos Constitucionales, y con la nueva propuesta enviada por el Ejecutivo, la cual incluye el criterio de población que garantiza elementos suficientes para discutir técnicamente el tema.

Los diputados locales no se pueden negar a dialogar sobre este tema que es de vital importancia e interés social, y si en otros temas de igual o menor importancia han implementado el Parlamento Abierto, aquí no debería de faltar.

Sin embargo, sabemos que entre menos voces opinen más contentos estarán los grupos mayoritarios para poder sacar la reforma acorde a sus intereses, lo cual no quiere decir que sea lo mejor.

El fantasma de hacerlo vía fast track se mantiene, quizás con un posible argumento de urgencia en la votación, que siendo estrictos en los tiempos no sería justificable porque tienen hasta la segunda quincena de agosto para aprobarlo.

También está presente la posibilidad de que la mayoría de legisladores de Movimiento Ciudadano, PAN y Verde Ecologista decidan ir solos, en su alianza de mayoría que tienen durante toda la legislatura para sacar una reforma electoral sin unanimidad.

La primera vez que abortó este tema se comentó que ocurrió porque no podían avalar reformas en materia electoral sin que todos los partidos políticos estuvieran de acuerdo en la postura, y ante los desacuerdos habían acordado abortarla; ahora el escenario cambió.

No sólo quieren sacarla con el mínimo de votos posibles, sino que también quieran hacer ver que hay avances en una reforma que, en cuanto a las garantías para que una mujer tenga una candidatura en Guadalajara o Zapopan, no las hay. Ahora sí, quieren sacarla aun cuando haya oposición de otras bancadas parlamentarias.

Por todas estas razones es indispensable generar una discusión amplia y técnica de qué lo mejor para que ellas puedan tener candidaturas en los dos municipios más grandes del estado, que puedan ser postuladas a Guadalajara o Zapopan, y evitar las subjetividades.

El material de estudio está presentado tanto por los partidos políticos representados en el Congreso local como por quien ostenta el poder del estado, incluso cuentan ya con una opinión técnica de terceros, de especialistas a nivel nacional y solo falta que se pongan de acuerdo en el cómo ejecutarla.

Y precisamente este punto de cómo aplicarla es lo que genera fricción entre partidos políticos, incluso entre miembros de la misma bancada parlamentaria como Morena que salió dividida.

Parecía que la decisión desde el Ejecutivo de incluir el criterio poblacional en la fórmula de la reforma electoral era un avance, lo cual lo es en cuanto que se ponen en ley los lineamientos que no estaban antes, pero deja de serlo cuando se ve desde la óptica de que podrían darle más oportunidades a las mujeres de llegar a ocupar las candidaturas que tanto desean.

Lo que es un hecho irrefutable es que quienes gobiernan Guadalajara tienen todas las posibilidades de ser en el futuro candidatos a gobernador como ha ocurrido con los últimos cuatro mandatarios estatales que han ocupado el cargo, incluido el que actualmente está vigente.

Y si ellas no gobiernan en alguna ciudad como Guadalajara o Zapopan, la posibilidad de que más adelante haya candidaturas a gobernador para mujeres es una ilusión, un escenario irreal.

Las bancadas que quieren el cambio presentaron sus propuestas, y a quienes les da igual no lo hicieron. Saquen sus cuentas de qué es lo que en realidad les importa.

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jl/I