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Migrar y desaparecer en México

Los problemas derivados de la migración son uno de los grandes desafíos en el mundo contemporáneo, aunque es un derecho humano reconocido en diversos instrumentos internacionales y no puede entenderse la existencia de la humanidad sin la migración, la complejidad de un planeta económicamente desigual en el que amplias regiones carecen de lo indispensable para el sostenimiento de sus familias lleva a amplios sectores a buscar más allá de las fronteras de su territorio la posibilidad de un mejor ingreso.

Los peligros a los que se enfrentan son diversos y cotidianamente suceden tragedias como el hundimiento de precarias embarcaciones en el Mediterráneo ante oídos sordos de países europeos que se niegan a otorgar ayuda humanitaria. En América, la frontera de México con Estados Unidos es el espacio geográfico en el que se concentraba el drama de migrar, cientos de muertes en el desierto y en el río Bravo, además de agresiones de grupos fundamentalistas de derecha que tratan de impedir con violencia directa la presencia de personas que llegan sin “documentos” o visado.

Hoy en día, los desafíos de garantizar atención humanitaria en el tránsito por México inician en la frontera sur, la dimensión de la migración rebasó cualquier cálculo o estimación como mostraron las caravanas masivas de migrantes principalmente centroamericanos que de manera inédita conformaron desde 2018 conglomerados que llegaron a ser de hasta 10 mil personas buscando cruzar el territorio. Destacaba la presencia de familias completas y niños, niñas y adolescentes viajando sin familiar acompañante.

En el camino rumbo al norte las personas migrantes son víctimas de numerosos delitos como extorsiones, secuestro, trata, desapariciones, robo, abuso sexual y homicidio; los casos de abusos policiacos y maltrato en los centros de migración son permanentes. Sobre las desapariciones de migrantes poco se han documentado en el registro nacional que contabiliza al día de hoy más de 110 mil personas desaparecidas y no localizadas en México (de 1965 a 2023), aunque la mayoría de los registros son a partir del 2006. Este registro histórico documenta 12 mil 184 desapariciones de nacionalidades distintas a la mexicana, siendo las países de origen con más registros de desaparición sin localización Honduras, Estados Unidos, Guatemala, Colombia y El Salvador.

Las personas de nacionalidades distintas a la mexicana localizadas con vida que muestra el registro histórico nacional son 609 estadounidenses, 162 hondureños, 64 nicaragüenses, 62 venezolanos, 58 Colombianos y 45 salvadoreños; en las personas desaparecidas localizadas sin vida registran a 35 estadounidenses, 26 guatemaltecos, 10 colombianos, seis salvadoreños y tres hondureños.

La plataforma permite desagregar datos de personas migrantes y desglosa los diversos estatus migratorios pero al realizar ese filtro solamente registra a 205 personas con la categoría de “migrantes”, ahí se especifica que son 151 personas desaparecidas y no localizadas, 54 personas localizadas (de éstas tres sin vida y 51 con vida). Este dato muestra que no existe un registro ni siquiera aproximado de las personas migrantes desaparecidas en México, contrasta, por ejemplo, que ONU Migraciones (IOM) documentó al menos a 672 personas migrantes desaparecidas entre 2020 y 2021 a través de solicitudes de transparencia que respondieron 23 de las 32 fiscalías estatales.

Migrar y desaparecer en México es una tragedia humanitaria poco visibilizada y de la que se ignora la dimensión real de la problemática; prevalecen los estigmas y discriminación para quienes cruzan el territorio buscando mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias.

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