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Democracia en México y Latinoamérica

Tal vez uno de los conceptos más explotados e invocados desde tiempos inmemoriales sea el de la democracia. A pesar de ser tan distante como la ateniense, la dinámica de su cambio y evolución es tan constante que es imposible encontrar una definición precisa. La democracia está invariablemente ligada a la política y el gobierno; sin embargo, también abarca muchas otras esferas de la actividad humana. A pesar de su reiterada búsqueda, es posible afirmar que la democracia no es una meta, sino un medio.

Además de haber sido profusamente adjetivada: directa, indirecta, representativa, deliberativa, radical, popular, participativa... ad infinitum, ha estado bajo el escrutinio de científicos sociales quienes han observado un patrón de su desarrollo. Al menos se han detectado tres “olas democratizadoras”, aunque también a éstas le suceden otras autocráticas. Y esto es posible porque se puede medir y registrar la evaluación a partir de varios métodos.

Uno ejercicio para evaluar la calidad de la democracia se ha venido realizando desde 1995 por la Corporación Latinobarómetro bajo la dirección de Marta Lagos. Este estudio de opinión pública ha permitido medir y analizar las actitudes, opiniones y percepciones de la población de América Latina (AL) en una variedad de temas: democracia, economía, política, confianza en las instituciones, satisfacción con la vida y otros asuntos sociales relevantes. La encuesta proporciona una visión detallada y comparativa de las tendencias y cambios en la opinión pública en la región.

De acuerdo con el Informe 2023, el apoyo de la ciudadanía (“La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”) pasó del 65 por ciento en 1997 al 48 en 2023; en México pasó del 43% en 2020 al 35% en 2023. Mientras que la indiferencia hacia la democracia (“Da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático”) en AL pasó de 14% en 1997 al 28% en 2023. Lo preocupante para México es que la preferencia de un gobierno autoritario a uno democrático pasó del 22% en 2020 al 33% en 2023. El Informe anota que “La democracia se ha deteriorado mucho desde 2020 en México... tierra fértil para autoritarismos y populismos”.

Por otro lado, la satisfacción con la democracia en AL pasó del 45 por ciento en 2009 al 28 en 2023; esto es, 69 por ciento de los latinoamericanos están insatisfechos con la democracia. Mientras que ante la afirmación de “No me importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas” en la región pasó del 44 por ciento al 54 de 2002 al 2023, mientras en México 56 por ciento está de acuerdo. Lo preocupante es que 48 por ciento de los mexicanos encuestados está de acuerdo en que el presidente controle los medios de comunicación (solo superado por El Salvador con el 61).

En definitiva, el informe concluye que “el declive y la vulnerabilidad a la que han llegado los países de la región después de una década de deterioro, continuo y sistemático, de la democracia” y con ello se refiere al “bajo apoyo que tiene la democracia, el aumento de la indiferencia al tipo de régimen, preferencia y actitudes a favor del autoritarismo, el desplome del desempeño de los gobiernos, y el desplome de la imagen de los partidos políticos”. Esta recesión democrática expone a la región latinoamericana a mayores populismos y regímenes no democráticos, al mismo tiempo que retrasa el proceso de consolidación de las democracias.

También anota que “hay intentos de permanecer en el poder no para sí mismos, pero sí para su partido, como es el caso de Andrés Manuel López Obrador (México), que procura cambiar las reglas para favorecer su partido. Otra táctica es declarar que hubo fraude al perder una elección”.

Twitter: @Ismaelortizbarb

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