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Los López amparándose
Porque nos la quitaron
La desaparición de personas no es un problema del pasado, sino una crisis vigente. En todos los continentes ha evolucionado de distintas maneras, adaptándose a contextos cada vez más presentes de inestabilidad y conflictos, aumentando el riesgo de nuevas desapariciones.
Los días 15 y 16 de enero se celebró en Ginebra el primer Congreso Mundial de Desapariciones Forzadas, encuentro histórico coorganizado por la Iniciativa de la Convención contra las Desapariciones Forzadas, Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU, Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (WGEID) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que reunió a más de 700 participantes de decenas de países, incluyendo a víctimas, organizaciones civiles, organismos internacionales, autoridades y personas expertas. México destacó por su amplia representación, evidenciando su fuerte presencia con consignas, exigiendo a gritos verdad y justicia.
El Congreso tuvo como objetivo contextualizar las problemáticas de diferentes países e impulsar un nuevo rumbo colectivo para abordar la problemática de desaparición de personas a nivel global, fomentando compromisos y definiendo acciones concretas para su prevención y erradicación. Además, se destacó la importancia de promover la ratificación e implementación de la Convención en la materia, que hasta la fecha solo ha sido ratificada por 77 países.
Durante este espacio se buscó fomentar el intercambio de experiencias, retos y buenas prácticas a través de sesiones temáticas y paneles de discusión. Entre los temas abordados se incluyen la responsabilidad internacional en relación con las desapariciones forzadas, la lucha contra la impunidad, el fortalecimiento de los mecanismos de búsqueda y protección de las víctimas, la situación de niños, niñas y adolescentes afectadas por el contexto de desaparición, así como el papel de los organismos internacionales o el empoderamiento de las víctimas. Compartir estas experiencias permite generar esfuerzos coordinados e integrales a nivel regional y mundial, que no sólo aborden la situación actual, sino que también prevengan su impacto en las futuras generaciones.
Uno de los retos recurrentemente mencionados ha sido la falta de voluntad política, una constante en México. A pesar de los avances normativos, la impunidad persiste y no existen mecanismos efectivos para la búsqueda. En este contexto se realizó también un foro sobre el papel de la comunidad internacional frente a las desapariciones generalizadas en México, con el objetivo de compartir la situación y debatir posibles soluciones. Se mencionaron la insuficiencia de acciones emprendidas y el agravamiento de la problemática. Luciano Hazan, ex miembro del WGEID, señaló que en México estamos atrapados en “una trampa del fetichismo normativo”, al pensar que la creación de leyes por sí sola puede resolver la crisis.
Uno de los aspectos más poderosos del Congreso fue ver cómo la demanda de justicia y la dignidad de las familias ocupan cada rincón a pesar de tantos intentos de silenciarlas. Esto reafirma mi convicción de que, sin su lucha incansable, no habría avances no sólo en México, sino a nivel global, recordándonos que sus voces siempre deben guiarnos.
Esperamos que el Congreso Mundial de Desapariciones Forzadas sea una semilla hacia la verdad y la justicia, refrendando que la lucha contra este crimen es una responsabilidad colectiva, puesto que “es nuestra humanidad lo que está en juego”. Urge despertar voluntades políticas para transformar compromisos en acciones concretas y sanar las heridas en tantas partes del mundo.
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jl/I