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Partidocracia y desafección política

En México, el sistema de partidos pasó de hegemónico a multipartidista que, a partir de reformas, negociaciones y pactos, llegó a conformarse una partidocracia. En este proceso, los partidos políticos fueron, junto con las élites, los protagonistas de la política en nuestro país. A la par se gestó –como efecto inevitable, resultado del alejamiento de la ciudadanía y la ineficiencia gubernamental emanada de esos partidos– un fenómeno conceptualizado como desafección política. 

Esta aversión se refleja en los resultados de las encuestas (Mitofsky, Reforma, Parametría y otras) donde, en una evaluación de la confianza en las instituciones, los partidos políticos se sitúan en general en el último lugar (aunque en ocasiones ese honor se diputa con diputados y senadores). Es más, esto ha motivado que ahora no se nomine “partido” las nuevas agrupaciones políticas, para evitar una imagen desagradable a los potenciales votantes: Morena, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social, Futuro, Hagamos… 

Con el título de ¿Partidos sin partidarios? Dinámica de la desafección política en Jalisco 1997-2017 (editado por la Universidad de Guadalajara y El Colegio de Jalisco) Marco Antonio Cortés Guardado nos presenta su más reciente libro donde realiza una disección rigurosa de la anatomía del electorado jalisciense, de su comportamiento fisiológico y su relación con los partidos políticos a través del tiempo, observando cuatro ejercicios demoscópicos (Encuesta Estatal de Valores) realizadas en Jalisco en un período de 20 años. 

El autor parte de la hipótesis de que “en el corazón del asunto se encuentran los partidos políticos y su desempeño, tanto como dispositivos para la formación de la voluntad política como en cuanto a su papel protagónico en la conformación de gobiernos electos democráticamente” y que el proceso de desafección “corre a una velocidad mayor que la del viejo régimen” (primera alternancia en los gobiernos federal y local) debido a factores tanto por los relevos generacionales como a “una mutación importante en el tipo de cultura política” incipiente. 

Cortés Guardado divide su obra en cinco grandes apartados. En el primero (“Desafección política: alcances y conceptos del fenómeno”) hace una conceptualización y diferenciación de las dimensiones de desafección política, desafiliación partidaria y las subdimensiones desapego político, desafecto institucional y desalineamiento electoral, esenciales para entender el análisis del electorado jalisciense y su comportamiento reciente en las urnas, que conforman un conglomerado más complejo, educado y participativo. 

En los apartados segundo (“Pautas concretas de la desafección política en Jalisco”) y tercero (“Partidos sin partidarios: desplome de las identidades partidistas y realineamientos electorales”) analiza escrupulosamente los datos para comprobar la hipótesis aventurada en el primer capítulo. En el apartado cuarto (“Causas probables del desafecto y la crisis de la identidad partidaria”) sostiene que el desempeño gubernamental, las mutaciones al sistema de valores, nuevas formas de movilización y, claro, las nuevas tecnologías de información, entre otras, son las causas de estas mutaciones. 

Concluye que la desafección política es “una dimensión específica del estado crítico en que se encuentra la política en Jalisco (…) caracterizado por un creciente proceso de distanciamiento ciudadano respecto de componentes claves del régimen democrático”. Sin duda, la radiografía presentada será una referencia obligada para diseñar estrategias por cualquier ente político local. 

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